viernes, 11 de septiembre de 2009

Que celebramos el 18 de Septiembre


Primera Junta Nacional de Gobierno

En 1808 murió el Gobernador de Chile Luis Muñoz de Guzmán, y en su reemplazo se designó, en forma interna, al brigadier de mayor graduación, Francisco Antonio García Carrasco, hombre de escasas aptitudes políticas, que por sus arbitrariedades e imprudencias se ganó rápidamente la animadversión de la Real Audiencia y del Cabildo de Santiago.

Los errores cometidos por García Carrasco durante su período de gobierno fueron numerosos. Entre las medidas que ordenó, la que más conmocionó a la aristocracia santiaguina fue la reclusión de tres de sus más distinguidos miembros: Juan Antonio Ovalle, José Antonio de Rojas y Bernardo Vera y Pintado, acusados sin mayores fundamentos de organizar un movimiento en pro de la independencia.

Todo contribuyó a que se le solicitara la renuncia, la que fue presentada el 16 de julio de 1810. En su reemplazo se nombró, también con calidad de interino, al anciano de 83 años, Mateo de Toro y Zambrano.

El Cabildo santiaguino presionó incesantemente por lograr que el nuevo Gobernador convocase a Cabildo abierto. La real Audiencia era contraria a ello, pues se oponía a la creación de un Gobierno Autónomo. Sus miembros eran partidarios de obedecer a las Autoridades Españoles constituidas en la península o a las que se encontraban en América y que habían sido nombradas con anterioridad a la crisis monárquica.

Pero la postura de la Real Audiencia no prosperó, y el Gobernador convocó al pueblo de Santiago, a un Cabildo abierto para el 18 de septiembre de 1810, con el fin de resolver, ante la difícil situación política que afectaba a las colonias, cuál era la forma de gobierno que más convenía al Reino de Chile.

A su vez, el Consejo de Regencia establecido en España dirigió a los americanos una proclama por la cual condenaba al régimen dominante francés. En ella pedía a las colonias la designación de diputados a las Cortes de la Península, y después de declarar la igualdad de derechos de las provincias con la metrópoli, les decía:

"Desde este momento, españoles americanos, os veis elevados a la dignidad de hombres libres. En el acto de elegir vuestro diputado es preciso que cada elector se diga a sí mismo: este hombre es el que ha de exponer y remediar todos los abusos, todas las extorsiones, todos los males que han causado la arbitrariedad y nulidad de los mandatarios del antiguo gobierno..."

Alentados los patriotas con ese franco reconocimiento de la necesidad de reformas políticas, pusieron el más vivo empeño en apresurar la formación de la Junta gubernativa que desde tanto tiempo les traía agitados. De esta forma, los críollos fueron los responsables de arreglar de antemano el asunto del cabildo abierto. La reunión se realizó en el edificio del Tribunal del Consulado por poseer un salón más amplio que el del cabildo de Santiago.

La sesión se abrió con la renuncia del gobernador. Luego tomó la palabra el procurador del cabildo don José Miguel Infante, quien justificó tanto la realización del cabildo abierto como la conveniencia de instalar una junta de gobierno. En su discurso fundamentó en los siguientes puntos esos propósitos:

1º La formación de una junta constituía un acto pleno de la soberanía nacional

2° Estando además el rey cautivo la soberanía vuelve al pueblo (Ley Castellana de las Siete Partidas).

3º Los americanos al igual que los españoles tienen derecho y actúan legalmente al organizar un gobierno propio; por cuanto las organizadas en España representan sólo al pueblo español. Siendo América un bien de la Corona de Castilla, las juntas de la metrópoli no tienen jurisdicción en América.

4º El propio Consejo de Regencia en su proclama de instalación dejó establecido que ella serviría de ejemplo a los pueblos de América (esta era una interpretación errónea de Infante).

5º La junta que se instalaría en Chile constituiría un acto de fidelidad a Fernando VII y gobernaría en su nombre mientras éste permaneciera en cautiverio.

La idea de formar una junta fue aprobada mayoritariamente. A continuación el propio Infante propuso el listado de los personajes que debían integrar la junta, según el criterio del cabildo. Todos fueron aprobados por aclamación.

Presidente: Mateo de Toro y Zambrano

Vicepresidente: José Antonio Martínez Aldunate, Obispo de Santiago

Vocales: Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera Cuevas, Francisco Javier Reina y Juan Enrique Rosales

Secretarios: José Gaspar Marín y José Gregorio Argomedo Montero




Proclama de la Independencia

Bernardo O'Higgins, Miguel Zañartu, Hipolito de Villegas y José Ignacio Centeno firmaron la proclama de la Independencia de Chile.




La fuerza ha sido la razón suprema que por más de trescientos años ha mantenido al nuevo mundo en la necesidad de venerar como un dogma la usurpación de sus derechos y de buscar en ella misma el origen de sus más grandes deberes. Era preciso que algún día llegase el término de esta violenta sumisión: pero entretanto era imposible anticiparla: la resistencia del débil contra el fuerte imprime un carácter sacrílego a sus pretensiones, y no hace más que desacreditar la justicia en que se fundan. Estaba reservado al siglo 19 el oír a la América reclamar sus derechos sin ser delincuente y mostrar que el período de su sufrimiento no podía durar más que el de su debilidad. La revolución del 18 de Septiembre de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir esos altos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza: sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando las vicisitudes de una gran guerra en que el gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al transtorno de todos los abusos. Este último desengaño les ha inspirado naturalmente la resolución de separarse para siempre de la Monarquía Española., y proclamar su INDEPENDENCIA a la faz del mundo. Mas no permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un Congreso Nacional que sanciones el voto público, hemos mandado abrir un gran registro en que todos los Ciudadanos del Estado sufraguen por sí mismos libre y espontáneamente por la necesidad urgente de que el gobierno declare en el día la Independencia o por la dilación o negativa: y habiendo resultado que la universalidad de los Ciudadanos está irrevocablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición, hemos tenido a bien en ejercicio del poder extraordinario con que para esta caso particular nos han autorizado los Pueblos, declarar solemnemente a nombre de ellos en presencia del Altísimo, y hacer saber a la gran confederación del género humano que el territorio continental de Chile y sus Islas adyacentes forman de hecho y de derecho un Estado libre Independiente y Soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses. Y para que esta declaración tenga toda la fuerza y solidez que debe caracterizar la primera Acta de un Pueblo libre, la afianzamos con el honor, la vida, las fortunas y todas las relaciones sociales de los habitantes de este nuevo Estado: comprometemos nuestra palabra, la dignidad de nuestro empleo, y el decoro de las armas de la PATRIA; y mandamos que con los libros del gran registro se deposite la Acta original en el archivo de la Municipalidad de Santiago, y se circule a todos los Pueblos, Ejércitos y Corporaciones para que inmediatamente se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile. Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1 de Enero de 1818, firmada de nuestra mano, signada con el de la Nación y refrendada por nuestros Ministros y Secretarios de Estado, en los Departamentos de Gobierno, Hacienda y Guerra".

Bernardo O’Higgins, Miguel Zañartu ,Hipolito de Villegas, José Ignacio Zenteno.

(Extraidos de www.profesoresenlinea.cl y www.auroradechile.cl )

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